martes, 9 de diciembre de 2008

Signos de puntuación

Signos de puntuación
De la Puntuación depende en gran parte la correcta expresión y comprensión de los mensajes escritos. El español cuenta con los siguientes signos de puntuación: El punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos y los puntos suspensivos se escriben siempre sin espacio libre entre ellos y la palabra que les precede, y con un espacio libre entre ellos y la palabra que les sigue, a no ser que este sea de cierre. Los signos dobles, como los de interrogación, admiración o exclamación, comillas, paréntesis, corchetes y rayas de apertura se escriben sin espacio libre entre ellos y la palabra que les sigue o les precede.
El punto se utiliza para señalar una pausa larga, que marca el final de una frase u oración. Después de punto -salvo en el caso del utilizado en las abreviaturas- se utiliza mayúscula.
La coma representa en la escritura una pausa breve que se hace al hablar o leer. También sirve para organizar sintácticamente la frase.
El punto y coma (;)señala una pausa mayor que la de la coma pero inferior a la marcada por el punto. La primera palabra que sigue al punto y coma debe escribirse siempre con minúscula. De todos los signos de puntuación es el que presenta un mayor grado de subjetividad en su empleo, puesto que, puede sustituirse en muchos casos por el punto y seguido o la coma.
Los puntos suspensivos suponen una interrupción de la oración o un final impreciso. Se escriben tres puntos y siempre pegados a la palabra o el signo que los precede, separados por un espacio de la palabra o el signo que los sigue; pero si lo que sigue a los puntos suspensivos es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos. Detrás de ellos se puede escribir mayúscula inicial, cuando cierran un enunciado.
Los dos puntos detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue. Después de los dos puntos se escribe generalmente con minúscula, salvo en las situaciones siguientes: el encabezamiento de una carta, cuando se reproduce una cita textual, cuando aparece un nombre propio y en las clasificaciones ordenadas por apartados.
Los paréntesis son signos que encierran elementos incidentales o aclaratorios intercalados en un enunciado, ya sean breves o largos. Se escriben sin espacio entre el principio o el final de las palabras que limitan la aclaración.
Los signos de interrogación (¿?) y exclamación (¡!) encierran enunciados que, respectivamente, interrogan o exclaman. Los signos de interrogación se utilizan cuando se hace una pregunta, y los de admiración o exclamación en oraciones con las que se quiere llamar la atención, mostrar sorpresa, dolor o entusiasmo, o dar una orden con energía.
Es un signo auxiliar doble que se emplea al principio y al final de una palabra o cláusula. Hay diferentes tipos de comillas: angulares, latinas o españolas(<< >>), las inglesas ( " ") y las simples (' '). Por lo general, se recomienda como básicas el uso de las comillas angulares, sin embargo es muy frecuente el uso de las comillas inglesas en lugar de las latinas o españolas. En los textos impresos, se recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares, a continuación las comillas inglesas y en último lugar las comillas simples.
Es un signo ortográfico auxiliar formado por un trazo horizontal de menor longitud que la raya (-) y sus funciones también son distintas. El guion no se escribe entre espacios en blanco; pero cuando se utiliza para separar las sílabas de una palabra se suele escribir entre espacios.

Clases de palabras por el lugar del acento


Según el lugar que ocupe la sílaba tónica, se puede distinguir cuatro clases de palabras:

Palabras agudas son las que tienen la sílaba tónica en último lugar. Llevan tilde si terminan en vocal, en n o en s.
Ejemplo: mujer, reloj, balón, París, marqués, razón.
Excepciones:
a)Las palabras monosílabas no llevan tilde (todas son agudas), porque en ellas no es preciso señalar en qué sílaba recae la mayor intensidad: vas, pie, fui, vi, etc. En algunas palabras, sobre todo monosílabas, se utiliza la llamada tilde diacrítica.
b)Las palabras agudas terminadas en -n o en -s precedida por cualquier otra consonante, incluida la n, no llevan tilde: Orleans, robots, tictacs, zigzags, ballets.
c)Las palabras agudas terminadas en -y (diptongos o triptongos) no llevan tilde: estoy, convoy, Godoy, jersey.

Palabras llanas son las que tienen la sílaba tónica en penúltimo lugar. Llevan tilde si no terminan en vocal, ni en n, ni en s.
Ejemplos: lápiz, difícil, González, móvil, césped, cráter, fénix, sílex.
Excepción:
a) Las palabras llanas terminadas en cualquier consonante seguida de n o de s llevan tilde: fórceps, bíceps, cómics.
Observación:
Las palabras llanas terminadas en dos vocales abiertas se escriben sin tilde, pues son llanas terminas en vocal: zoo, posee, bacalao, Campoo, etc.

Palabras esdrújulas son las que tienen la sílaba tónica en el antepenúltimo lugar. Siempre llevan tilde.
Ejemplo, la palabra difícilmente lleva tilde puesto que el adjetivo del que está formada (difícil) también la lleva, sin embargo, efectivamente no la lleva ya que tampoco la tiene efectiva.
Se trata, pues, de dos tipos de palabras formadas desde:
adverbios de modo terminados en -mente:

quí-mi-ca-men-te
e-vi-den-te-men-te
rá-pi-da-men-te
tran-qui-la-men-te

formas verbales formadas por la composición de dos pronombres personales átonos con una forma verbal:
dí-ga-me-lo
per-mí-ta-se-me

Acento, Acento Ortográfico

Acento, Acento Ortográfico
En español, a diferencia de otras lenguas -el inglés, por ejemplo- existe, además del acento fonético, el acento ortográfico. El acento fonético tiene que ver solo con la pronunciación de las palabras, pero el acento ortográfico, corresponde a la escritura de las mismas. El acento es la mayor fuerza o intensidad con que pronunciamos una sílaba de la palabra. La tilde o acento ortográfico es una rayita que se coloca sobre la vocal de la sílaba tónica de algunas palabras para señalar donde va el acento. La sílaba que lleva el acento se llama tónica; las demás son sílabas átonas.

Novedades ortográficas

Novedades ortográficas

Las únicas novedades doctrinales que incluye la última edición de la Ortografía académica afectan exclusivamente al sistema acentual y son las siguientes:

1. Acentuación de palabras terminadas en -au, -eu, -ou:
En la anterior edición de la normas ortográficas de la RAE (1974), se establecía que las palabras agudas terminadas en -au, -eu, -ou se escribirían sin tilde. En la nueva edición de la Ortografía académica las palabras agudas terminadas en -au, -eu, -ou siguen las reglas generales de la acentuación y, por consiguiente, deben escribirse con tilde. Ejemplo: marramáu.

2. Acentuación de hiatos y diptongos:
En las nuevas normas ortográficas se establece que la combinación de una vocal abierta (a, e, o) y una vocal cerrada (i, u), o viceversa, siempre que la cerrada no sea tónica, así como la combinación de dos vocales cerradas (i, u) distintas, se considerarán diptongos a efectos ortográficos, sea cual fuere su pronunciación.

Estas combinaciones vocálicas pueden articularse como hiatos (es decir, pronunciando cada una de las vocales en sílabas distintas) o como diptongos (es decir, pronunciando ambas vocales dentro de la misma sílaba). Ejemplos: des - via - do (diptongo) o des - vi - a - do (hiato), je - sui - ta (diptongo) o je - su - i - ta (hiato). Sin embargo, sea cual sea su articulación, se considerarán siempre diptongos a efectos ortográficos.

Esta modificación de la regla afecta a la acentuación gráfica de relativamente pocas palabras: aquellas que, por contener alguna de las combinaciones anteriores, pasan a ser monosílabas a efectos de acentuación (con independencia de su posible articulación como bisílabas). Estas palabras dejan de llevar tilde porque los monosílabos no se acentúan nunca gráficamente, salvo en los casos de tilde diacrítica. Así, palabras como guion, fie (pretérito perfecto del verbo fiar), hui (pretérito perfecto del verbo huir), riais (presente de subjuntivo del verbo reír), truhan, etc., son consideradas monosílabas desde el punto de vista ortográfico.

No obstante, en estos casos, la Academia admite que estas palabras se sigan acentuando con arreglo a las normas ortográficas anteriores, si quien escribe percibe nítidamente el hiato y, en consecuencia, considera bisílabas estas palabras: guión, fié, riáis, truhán, etc.

3. Acentuación de formas verbales con pronombres enclíticos:
En la nueva ortografía se establece que todas las formas verbales con pronombres enclíticos se acentúen de acuerdo con las normas generales de acentuación. Ejemplos: cayose, pidiole, estate, deme (palabras llanas terminadas en vocal); mírame, dámelo, habiéndosenos (palabras esdrújulas y sobresdrújulas).

Nota divulgada por la Agencia EFE

¡Nuevas incorporaciones al diccionario para 2013!

¡NUEVAS INCORPORACIONES AL DICCIONARIO PARA 2013!
EFE (7-11-2008) La Real Academia Española ha aprobado en sus últimas sesiones la inclusión en el Diccionario del pequeño y útil 'pen drive' y de las siglas 'USB', y tiene ya consensuadas con las Academias americanas las expresiones 'chiste verde' y poner 'como una moto' y los adjetivos 'anticelulítico' y 'monoparental'. Las dos primeras novedades tienen que ser remitidas aún a las Academias hispanoamericanas de la Lengua, para ver si las aceptan o proponen cambios, pero en cualquier caso responden al deseo de estas instituciones de "acercar el Diccionario al mundo actual", como afirma el secretario de la Academia, José Manuel Blecua.De cara a 2013 está prevista una nueva edición del Diccionario, coincidiendo con el tricentenario de la RAE, en la que se quiere "renovar las definiciones que se hayan quedado anticuadas" y, al mismo tiempo, "innovar, para procurar incluir las palabras que hoy se usan", siempre que cumplan requisitos como los de figurar "en varias obras".Desde que salió la XXII edición del DRAE en 2001, las veintidós Academias, cuya misión principal es velar por la unidad del español, han aprobado miles de enmiendas. Muchas de ellas están publicadas en la página electrónica del Diccionario (www. rae .es), que recibe "un promedio de 627.631 visitas diarias", prueba palpable de "la gran utilidad" de esta obra esencial de referencia.

ANGLICISMO PURO
La voluntad de "innovar" es la que ha llevado a los académicos españoles a aprobar hace unos días la expresión inglesa 'pen drive', definida como "dispositivo portátil pequeño de almacenamiento de datos" y 'USB', la conocida sigla de 'Universal Serial Bus', que se incluiría como "toma de conexión universal de uso frecuente en las computadoras".De momento, 'pen drive' -su incorporación al DRAE fue propuesta por José Manuel Sánchez Ron, historiador de la Ciencia- aparecerá en cursiva, dado que es "un anglicismo puro", y ya se verá si las Academias americanas proponen algo distinto, señala Blecua, responsable de las comisiones encargadas del Diccionario.

EL DICCIONARIO SALE A LA CALLE
Pero no sólo de Informática vive el hombre. El DRAE también se enriquece con el lenguaje más coloquial, y si desde hace un año se pueden consultar en su versión electrónica voces como 'animal de bellota', 'subidón', 'paganini' o 'cuerpo de jota', en los últimos meses las veintidós Academias han aceptado el consabido 'chiste verde' ("el de contenido erótico", se aclara) y la expresión 'como una moto'. ¡Cuánto juego da el sustantivo 'moto'! Uno puede 'vender la moto' (locución verbal que se admitió hace unos años), pero también puede ponerse 'como una moto', cuando se encuentra "en estado de gran excitación" o es un individuo "muy activo y acelerado".El 'chiste verde' y el 'como una moto' figuran entre las novedades que se incorporarán a la página electrónica en fecha aún por determinar, al igual que sucederá con 'LSD', es decir, esa "sustancia alucinógena que se obtiene de alcaloides presentes en el cornezuelo del centeno" y que a más de uno le extrañará que no estuviera todavía en el Diccionario. También tendrán su hueco en el DRAE los adjetivos 'monoparental', aplicable a la familia "que desde su constitución está formada por un solo progenitor" Y el sustantivo 'murga' se moderniza y se define ahora como "grupo de músicos callejeros que interpretan canciones satíricas en los carnavales.

LENGUAJE CIENTÍFICO
La intención de las Academias es actualizar también el vocabulario científico y, así, en sus últimas sesiones la Española ha admitido "feromona" ("sustancia química cuya liberación al medio por un organismo, como por ejemplo los insectos, influye en el desarrollo o en el comportamiento de otros miembros de la misma especie"), y 'anticelulítico', adecuado cuando se habla de productos y tratamientos "contra la celulitis" y "gluón" ("partícula que transmite la interacción fuerte"). Además, se ha modernizado la definición de "fémur" y de "hadrón"; se ha suprimido la grafía antigua "cóccix" para dejar sólo la de "coxis", y se han enriquecido las acepciones de "interacción" con varias formas complejas del campo de la física (interacción "débil", "electromagnética", "fuerte" y "gravitacional")."Se trata de que el Diccionario refleje realmente la lengua actual", concluye Blecua.

Fonética

Fonética

La Fonética es la rama de la lingüística que estudia la producción, naturaleza física y percepción de los sonidos de una lengua. Sus principales ramas son: fonética experimental, fonética articulatoria, fonemática o fonética acústica.

Historia
Los primeros estudios de fonética se realizaron hace más de 2000 años y los llevaron a cabo quienes estudiaban el sánscrito como el gramático Panini que se ocupó de la articulación fonética para establecer la pronunciación inalterable de los libros sagrados en las ceremonias y los ritos. El primer fonetista del mundo moderno fue el danés J. Matthias, autor del tratado De Litteris (1586). El matemático inglés John Wallis, que era maestro de los sordomudos, fue quien primero clasificó las vocales según su punto de articulación (1653). El alemán C. F. Hellwag inventó el triángulo vocálico en 1781. Diez años más tarde el físico austriaco Wolfgang von Kempelen inventó una máquina que producía sonidos. El médico alemán Hermann Helmholtz, que escribió Sensaciones del tono (1863), inauguró el estudio de la fonética acústica; el abad francés Jean Pierre Rousselot fue el primer investigador de la fonética experimental y escribió Principes de phonétique experimentale que se publicaron entre los años 1897-1908. También en el siglo XIX se empieza a estudiar la fonética desde otro ángulo y se esboza la teoría del fonema por Jan Baudouin de Courtenay, y la formula el fundador de la escuela estructuralista el suizo, Ferdinand de Saussure. En la escuela de la fonética descriptiva y articulatoria trabaja el español Tomás Navarro Tomás que escribe Manual de pronunciación española, su discípulo Samuel Gili Gaya publica en 1961 los Elementos de fonética general. En los Estados Unidos el lingüista Leonard Bloomfield y el antropólogo Edward Sapir contribuyen de forma decisiva a la teoría fonética, mientras el creador del Círculo de Praga, Roman Jakobson, desarrolló la teoría de las características universales de todos los sistemas fonémicos. La escuela española de Fonética tiene dos líneas de trabajo: la estructuralista que representa Emilio Alarcos con su obra Fonología Española publicada en 1969 y la acústica representada por Antonio Quilis colaborador del fonetista danés Betil Malmberg, que publica Fonética y fonología del español en 1963.

¿Qué es la semántica?

¿Qué es la semántica?
Semántica (del griego semantikos, 'lo que tiene significado'), estudio del significado de los signos lingüísticos, esto es, palabras, expresiones y oraciones. Quienes estudian la semántica tratan de responder a preguntas del tipo "¿Cuál es el significado de X (la palabra)?". Para ello tienen que estudiar qué signos existen y cuáles son los que poseen significación —esto es, qué significan para los hablantes, cómo los designan (es decir, de qué forma se refieren a ideas y cosas), y por último, cómo los interpretan los oyentes—. La finalidad de la semántica es establecer el significado de los signos —lo que significan— dentro del proceso que asigna tales significados.

La semántica se estudia desde una perspectiva filosófica (semántica pura), lingüística (semántica teórica y descriptiva) así como desde un enfoque que se conoce por semántica general. El aspecto filosófico está asentado en el conductismo y se centra en el proceso que establece la significación. El lingüístico estudia los elementos o los rasgos del significado y cómo se relacionan dentro del sistema lingüístico. La semántica general se interesa por el significado, por cómo influye en lo que la gente hace y dice.

Cada uno de estos enfoques tiene aplicaciones específicas. En función de la semántica descriptiva, la antropología estudia lo que entiende un pueblo por importante desde el punto de vista cultural. La psicología, sustentada por la semántica teórica, estudia qué proceso mental supone la comprensión y cómo identifica la gente la adquisición de un significado (así como un fonema y una estructura sintáctica). El conductismo aplicado a la psicología animal estudia qué especies animales son capaces de emitir mensajes y cómo lo hacen. Quienes se apoyan en la semántica general examinan los distintos valores (o connotaciones) de los signos que supuestamente significan lo mismo, (del tipo 'el manco de Lepanto' y 'el autor del Quijote', para referirse los dos a Cervantes). La crítica literaria, influida por los estudios que distinguen la lengua literaria de la popular, describe cómo las metáforas evocan sentimientos y actitudes, entroncándose también en la semántica general.

¿Qué es la gramática?

¿Qué es la gramática?
Es la rama de la lingüística que tiene por objeto el estudio de la forma y composición de las palabras (morfofonología), así como de su interrelación dentro de la oración o de la frase (sintaxis). El estudio de la gramática muestra el funcionamiento de las palabras en una lengua.

Distintos tipos de gramática
La primera vez que casi todo el mundo establece contacto con la gramática es en la escuela cuando estudia su propia lengua o al aprender otra, como segunda lengua. Se denomina normativa porque dice cuál es el funcionamiento de las diversas partes de la oración según la norma de cada idioma. Dictamina qué palabras son compatibles entre sí y qué oraciones están bien formadas, de manera que cualquier hablante a través de las reglas gramaticales perciba si emplea bien o mal esa lengua. Es una forma de enfrentarse a la formación de las palabras, oraciones y frases de un determinado idioma. Ahora bien, existen otras formas de gramática que se interesan por los cambios: cuando se estudian los que ha habido en la formación de las palabras y de las oraciones a lo largo de la historia —por ejemplo, cómo era una determinada palabra o una construcción en el español antiguo o el de el siglo de oro — se aborda el estudio de la gramática histórica. Otros enfoques plantean cuáles son las semejanzas y diferencias que existen entre varias lenguas y se realiza desde una perspectiva de la gramática comparada, que establece las relaciones que hay entre las lenguas al comparar su fonética y las equivalencias en el significado de las palabras; así al buscar formas análogas en las lenguas próximas las gramáticas pueden descubrir qué forma influye de una lengua en otra. Otra posibilidad es investigar cómo se emplean las palabras y qué tipos de oraciones son las adecuadas según sea el contexto social en que se empleen; ése es el objeto de la gramática funcional. Desde otra perspectiva se describe cómo están organizadas las unidades mínimas con significado que forman las palabras (morfemas) y las que forman las oraciones (constituyentes). A tal enfoque se le denomina gramática descriptiva. Su estudio contiene las formas del idioma actual registradas por los hablantes nativos de una determinada lengua y representada por medio de símbolos escritos. La gramática descriptiva indica qué lenguas —e incluso aquéllas que nunca se han escrito ni registrado por ningún otro procedimiento— tienen una estructura parecida. Todos estos enfoques de la gramática (normativa, histórica, comparativa, funcional y descriptiva) estudian la morfología y la sintaxis; sólo tratan los aspectos que poseen una estructura. Por lo que constituyen una parte de la lingüística que se distingue de la fonología (estudio de los fonemas) y de la semántica (estudio del significado). Así entendida es la parte organizativa de la lengua. Se llama gramática generativa transformacional a la fundada por el investigador estadounidense Noam Chomsky. Se trata de un enfoque muy diferente, casi toda una teoría del lenguaje. Los generativistas entienden por lenguaje "el conocimiento que poseen los seres humanos que les permite adquirir cualquier lengua". Es una especie de gramática universal, un estudio analítico de los principios que subyacen en todas las gramáticas humanas.

Historia de la gramática
Quienes iniciaron el estudio de la gramática fueron los griegos que lo hicieron desde una perspectiva filosófica y describieron la estructura de la lengua. Esta tradición pasó a los romanos que tradujeron los términos gramaticales, tanto de las partes de la oración como de los accidentes gramaticales; muchas denominaciones han llegado a nuestros días (como por ejemplo nominativo, singular, neutro). Pero ni los griegos ni los romanos supieron cómo estaban relacionadas las diversas lenguas. El problema se planteó con la gramática comparativa, que fue el enfoque dominante en la lingüística del siglo XIX. Al parecer, las primeras investigaciones gramaticales del mundo moderno han ido emparejadas con el afán por descifrar las inscripciones y textos antiguos. De ahí que la gramática estuviera ligada a las sociedades que poseían una extensa tradición de textos escritos. La primera gramática que se conoce es la Panini para el sánscrito, una lengua de la India. En ella se mostraba cómo se formaban las palabras y qué parte de las mismas era la que llevaba el significado. Los trabajos de Panini y de otros estudiosos indios sirvieron para interpretar los libros sagrados de los hindúes que se escribieron en sánscrito. Otro pueblo que prestó gran atención a su lengua fueron los árabes, que en la edad media introdujeron en Occidente todo el saber de los filósofos griegos, olvidados hasta que ellos llegaron. Realizaron la traducción de las obras de la antigüedad a su lengua, y en función de su expansión geográfica estuvieron en contacto con otros idiomas desde la cuenca mediterránea hasta Persia en el extremo oriental. Gracias a la convivencia que tuvo lugar en la península Ibérica de las culturas árabe, hebrea y cristiana se desarrolla en Toledo la Escuela de Traductores, donde se copian y traducen importantes obras que así llegaron al conocimiento de Occidente. A lo largo del siglo X, los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, término de origen griego, y asimismo llevaron a cabo lo que hoy se denominaría primer estudio filológico del Antiguo Testamento.

Al gramático griego Dionisio de Tracia se le debe el esfuerzo de elaborar su Arte de la Gramática, primera gramática de su lengua en términos modernos, difundida por los árabes y que ha servido de base a las gramáticas del griego, del latín y de otras lenguas europeas hasta bien entrado el renacimiento. Durante toda la edad media quienes en Europa se dedicaron al estudio conocían, además de sus propias lenguas y el latín, las de los pueblos vecinos con quienes estaban en contacto. Aprovechando esta circunstancia se plantearon de qué forma podía hacerse la comparación entre las lenguas. Con la llegada del renacimiento y su admiración por el mundo clásico se cae en la trampa de pensar que el ideal en los estudios gramaticales consiste en describir cualquier lengua conforme a la estructura que poseían el latín y el griego. Durante los siglos XVI y XVII, lo que se intentó fue determinar qué lengua era la más antigua, dado el conocimiento que de ellas se había adquirido durante la edad media y el renacimiento. Como tuvieron en cuenta su tradición cristiana y por tanto la Biblia, en muchos casos se llegó a la conclusión de que se trataba del hebreo. También se eligieron otras lenguas por circunstancias ajenas a lo lingüístico: ése fue el caso del holandés en el entorno centroeuropeo y muy relacionado con la reforma protestante y la expansión comercial. Durante el siglo XVIII se inician las comparaciones entre las lenguas que culminan con la afirmación de que existe una única lengua, origen de cuantas se hablaban en Europa, Asia y Egipto —la que se llamará más tarde indoeuropeo— hecho que afirmó el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz.

En el siglo XIX los estudiosos desarrollaron un análisis sistemático sobre determinados aspectos de las lenguas, realizados con el modelo que supuso el sánscrito. La guía para elaborar las gramáticas de muchos idiomas europeos, el egipcio y algunos asiáticos, fue la gramática de Panini. A estos estudios ya situados en la comparación de las lenguas relacionadas utilizando la obra de Panini como guía, se les denomina gramática indoeuropea, que es un método para comparar y relacionar las formas de la oración que poseen muchas lenguas.

No obstante, el enfoque renacentista que consiste en describir las lenguas bajo el modelo grecolatino, tardó en desaparecer. No se inició la descripción gramatical de las lenguas dentro de sus propios modelos hasta principios del siglo XX. Bajo esta nueva perspectiva hay que colocar el Manual de las lenguas indígenas americanas (1911) obra del antropólogo Franz Boas y sus colaboradores, así como los trabajos del danés Otto Jespersen, dentro ya de la escuela estructuralista y descriptiva, que publicó Filosofía de la Gramática (1924). La obra de Boas ha sido la base en la que se han inspirado muchas gramáticas descriptivas estadounidenses. La de Jespersen ha sido la precursora de otros enfoques de la teoría lingüística, como por ejemplo la gramática generativa transformacional.

Boas desafío la metodología tradicional de la gramática al estudiar otras lenguas no indoeuropeas y que no tenían testimonios escritos, como las lenguas indias de Estados Unidos). Creía que la capacidad humana que es el lenguaje, se organiza en la gramática de cada lengua concreta. Toda gramática descriptiva debería describir las relaciones que se establecen entre las palabras y las oraciones de una lengua, a partir del inventario del que disponen las personas en el lenguaje. Gracias al esfuerzo innovador del trabajo de Boas, la lingüística descriptiva se convirtió en la gramática dominante en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX.
Jespersen, lo mismo que Boas, pensaba que las lenguas había que estudiarlas a partir de las manifestaciones orales de sus hablantes y no de los documentos escritos, porque como ha demostrado Bühler en su Filosofía del lenguaje, la lengua hablada y la escrita representan distintos niveles del lenguaje. Buscaba Jespersen los elementos comunes a todas las lenguas y los clasificó en su teoría de los tres rangos, para encontrar la estructura en la que se organizan, tanto en su forma presente (el conocido por estudio sincrónico) como en su forma a través de la historia (conocido por estudio diacrónico). El análisis descriptivo, representado en estos dos autores, desarrolla unos métodos precisos y científicos, además consigue describir las unidades formales mínimas de cualquier lengua. Como aísla esas unidades y encuentra la estructura que las relaciona, se conoce por gramática estructuralista. Fue concebida en primer lugar por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, que distinguió entre la estructura general que poseen todos los idiomas, y que él denominó lengua con el término francés langue, y las realizaciones concretas de esa estructura que hacen todas las personas cuando hablan, a lo que denominó habla, parole en términos de Saussure. La lengua es el sistema que sostiene cualquier idioma concreto, esto es lo que hablan y entienden los miembros de cualquier comunidad lingüística porque participan de la gramática de ese idioma. El habla es la realización concreta de la lengua, pero en sí misma no es lo que describe la gramática. La gramática estructural concibe cada lengua particular, ya sea el chino, el francés, el español, el swahili o el árabe, como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios —fonemas, morfemas, sintagmas y semantemas, esto es, los elementos mínimos de la fonética, la morfología, la sintaxis y la semántica— y que se interrelacionan en esa gran estructura. Así pues describe y estudia las relaciones que existen en todos los niveles del habla en cada lengua concreta. Y ello esté o no escrito, hablado o grabado en una cinta magnetofónica.

A mitad del siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación estructuralista en la escuela de Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del inglés dentro de los principios estructurales. Su esfuerzo le condujo a concebir la gramática como la teoría de la estructura y no como la descripción de unas oraciones concretas. La entiende como un mecanismo que produce una determinada estructura, que no es sólo de una lengua determinada, sino que pertenece a la competencia, es decir la capacidad que tienen las personas para emitir y entender las oraciones que forman parte de su lengua o de cualquier otra. Su teoría de carácter universal, está relacionada con las de los estudiosos de los siglos XVIII y XIX, quienes estaban buscando la raíz lógica de la gramática, para que fuera la clave que analizara el pensamiento. A esa escuela perteneció el filósofo británico John Stuart Mill, que ya en 1867 creía que las reglas gramaticales de una lengua eran la forma que correspondía al modo en que estaba organizado el pensamiento humano universal.

La invención de la escritura

La invención de la escritura
Las primeras escrituras conocidas fueron inventadas por los egipcios y los mesopotamios durante el milenio -IV, es decir, hace aproximadamente cuatro mil años a.C.. La escritura de los egipcios es llamada jeroglífica y la de los habitantes de Mesopotamia cuneiforme. Eran sistemas muy completos pero, tan complicados que su interpretación, lograda por los europeos hace poco más de un siglo, costó ímprobos esfuerzos. Todavía en lenguaje corriente solemos decir, refiriéndonos a una cosa que nos cuesta mucho comprender, que es un jeroglífico. Sin embargo, en su origen, esas complicadas escrituras debieron ser muy elementales. Al principio, los signos fueron sólo dibujos de objetos, y su finalidad era referirse a esos objetos o expresar una idea fácilmente sugerida por su contemplación. Así, por ejemplo, el dibujo del disco solar podía significar el Sol, pero también la idea de día. Dos flechas con sus puntas opuestas podían sugerir la idea de guerra.
Esta manera de escribir, rudimentaria y simple, es conocida con el nombre de escitura pictográfica, o sea escritura pintadaEn Egipto y Mesopotamia, las primitivas escrituras también fueron pictográficas, pero luego esto cambió fundamentalmente. Los signos dejaron de ser representación del objeto dibujado o de una idea que a él se vinculara para expresar, en cambio, el sonido de la palabra correspondiente a ese objeto. El dibujo, del disco solar ya no representó al Sol, o al día, sino al sonido de la sílaba sol.
En consecuencia, para escribir las palabras soledad, solución, soldado, debería emplearse en primer término el signo del Sol, el cual, en este caso, ya no tendría valor como dibujo pictográfico de una cosa, sino como expresión de un sonido. Puesto que los signos valen como sonidos, se llama a este sistema de escritura, escritura fonética (de fonos, sonido), este cambio señaló un cambio extraordinario, porque a partir de ese momento las escrituras jeroglífica y cuneiforme tendieron a ser lo que es la nuestra: una representación de los sonidos que emitirnos al hablar. El empleo de los signos fonéticos fue el invento creador de la verdadera escritura. Porque antes sólo podían representarse cosas o ideas, mientras que en adelante, con la combinación de signos fonéticos, pudieron escribirse las palabras. Sin embargo, los sonidos representados por jeroglíficos y cuneiformes eran sonidos complejos, equivalentes a nuestras sílabas.
Quedaba pues, un gran progreso a realizar, reducir el número de signos a los estrictamente indispensables para representar los sonidos más simples que puede modular la garganta humana. Esto fue obra de los fenicios, pueblo comerciante de Oriente, que hacia el año -1000 inventó el primer alfabeto, del que, a través de griegos y romanos, deriva el nuestro. La escritura egipcia. Los egipcios escribían con una pequeña caña puntiaguda, mojada en una especia de tinta que se preparaba con agua, goma y algunas sustancias vegetales que le daban el color. Usaban como papel los tallos de una caña, el papiro (de ese nombre ha derivado nuestra palabra papel), que crecía abundantemente en las orillas del Nilo. Las inscripciones en las paredes de los monumentos y las tumbas eran, por lo general, grabadas o pintadas; los egipcios se preocupaban en tales casos de que los signos fuesen ejecutados con mucha precisión y exactitud. En cambio, cuando se escribía sobre papiro no se respetaba esa minuciosidad en el dibujo y así se fue desarrollando un tipo, de escritura popular más simple, diferente de la otra, como son diferentes, entre nosotros, la escritura a máquina y a mano. La escritura jeroglífica fue usada en Egipto durante más de 3 000 años. Pero los conquistadores que sucesivamente dominaron esas regiones orientales, trajeron otros sistemas de escritura e hicieron caer en desuso y en el olvido los viejos signos jeroglíficos. Esta situación se mantuvo hasta principios del siglo XIX, en que los jeroglíficos fueron descifrados por el francés Champollion. Champollion encontró la clave de los jeroglíficos estudiando las inscripciones contenidas en un bloque de piedra hallado en la localidad egipcia de Roseta, que databa de la época en que los griegos dominaron el antiguo Egipto, es decir 2 000 años antes. Contenía una inscripción redactada en tres escrituras: 1, jeroglífica; 2, popular, o sea jeroglífico simplificada; y 3, griega. Las tres inscripciones correspondían, así, a dos lenguas. la egipcia, desconocida, y la griega, conocida. Era común, durante la dominación griega, que los decretos reales se escribieran simultáneamente en lengua egipcia, con signos egipcios simplificados o complejos, y en lengua griega, con signos griegos.
La escritura mesopotámica es conocida con el nombre de cuneiforme porque los signos que la componen tienen la forma de una cuña o de un clavo (cuneus). Esto signos en forma de cuña son pues, muy diferentes de los jeroglíficos egipcios, los cuales representan generalmente animales y cosas. Los signos cuneiformes fueron también originalmente dibujos de animales y cosas, pero perdieron paulatinamente esa forma debido a que se escribían sobre pequeñas tabletas de arcilla blanda, que luego se endurecían por cocción. En ellas se grababan los signos con una especie de punzón de caña o de hueso. Al escribir de ese modo era más fácil combinar líneas rectas que trazar la curva de un contorno. Por ello, se fue simplificando poco a poco el signo primitivo, reduciéndolo a una combinación de caracteres rectos, horizontales, verticales y oblicuos, cuyo aspecto de cuña se explica por la forma de la base del punzón y por la manera de apoyarlo sobre la tableta (con más fuerza al empezar el signo, para hendir la arcilla). La escritura cuneiforme se generalizó, y fue empleada no sólo por los pueblos de Mesopotamia, sus inventores, sino también por los de Siria, Palestina, Asia Menor y Persia.

¿Español o castellano?

¿Español o castellano?

Esta lengua también se llama castellano, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló esta modalidad románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominación del idioma; el término español es relativamente reciente y no es admitido por los muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que español incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo la lengua, castellano entendido como "lengua de Castilla".

En los países hispanoamericanos se ha conservado esta denominación y no plantean dificultad especial a la hora de entender como sinónimos los términos castellano y español. En los primeros documentos tras la fundación de la Real Academia Española, sus miembros emplearon por acuerdo la denominación de lengua española.
Renunciar al término español plantearía la dificultad de reconocer el carácter oficial de una lengua que tan abierta ha sido para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condición. Por otro lado, tanto derecho tienen los españoles a nombrar castellano a su lengua como los argentinos, venezolanos, mexicanos, o panameños de calificarla como argentina, venezolana, mexicana o panameña, por citar algunos ejemplos. Lo cual podría signifcar el primer paso para la fragmentación de un idioma, que por número de hablantes ocupa el tercer lugar entre las lenguas del mundo. En España se hablan además el catalán y el gallego, idiomas de tronco románico, y el vasco, de origen desconocido.

Como dice Menéndez Pidal "la base del idioma es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas" y al vasco, caso de no ser una de ellas. De este substrato ibérico procede una serie de elementos léxicos autónomos conservados hasta nuestros días y que en algunos casos el latín asimiló, como: cervesia > cerveza, braca > braga, camisia > camisa, lancea > lanza.

Otros autores atribuyen a la entonación ibérica la peculiar manera de entonar y emitir el latín tardío en el norte peninsular, que sería el origen de una serie de cambios en las fronteras silábicas y en la evolución peculiar del sistema consonántico. Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Por ejemplo, los términos huérfano, escuela, cuerda, gobernar, colpar y golpar (verbos antiguos origen del moderno golpear), púrpura (que en castellano antiguo fue pórpola y polba) proceden de épocas muy antiguas, así como los topónimos Denia, Calpe.

A partir del renacimiento siempre que se ha necesitado producir términos nuevos en español se ha empleado el inventario de las raíces griegas para crear palabras, como, por ejemplo, telemática, de reciente creación, o helicóptero. Entre los siglos III y VI entraron los germanismos y su grueso lo hizo a través del latín por su contacto con los pueblos bárbaros muy romanizados entre los siglos III y V. Forman parte de este cuerpo léxico guerra, heraldo, robar, ganar, guiar, guisa (compárese con la raíz germánica de wais y way), guarecer y burgo, que significaba 'castillo' y después pasó a ser sinónimo de 'ciudad', tan presente en los topónimos europeos como en las tierras de Castilla, lo que explica Edimburgo, Estrasburgo y Rotemburgo junto a Burgos, Burguillo, Burguete, o burgués y burguesía, términos que entraron en la lengua tardíamente.

Hay además numerosos patronímicos y sus apellidos correspondientes de origen germánico: Ramiro, Ramírez, Rosendo, Gonzalo, Bermudo, Elvira, Alfonso. Poseían una declinación especial para los nombres de varón en -a, -anis, o -an, de donde surgen Favila, Froilán, Fernán, e incluso sacristán. Junto a estos elementos lingüísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce, aunque hay varias teorías al respecto. Algunos de sus hábitos articulatorios y ciertas particularidades gramaticales ejercieron poderosa influencia en la conformación del castellano por dos motivos: el condado de Castilla se fundó en un territorio de influencia vasca, entre Cantabria y el norte de León; junto a eso, las tierras que los castellanos iban ganando a los árabes se repoblaban con vascos, que, lógicamente, llevaron sus hábitos lingüísticos y, además, ocuparon puestos preeminentes en la corte castellana hasta el siglo XIV. Del substrato vasco proceden dos fenómenos fonéticos que serán característicos del castellano.
La introducción del sufijo -rro, presente en los vocablos carro, cerro, cazurro, guijarro, pizarra, llevaba consigo un fonema extravagante y ajeno al latín y a todas las lenguas románicas, que es, sin embargo, uno de los rasgos definidores del sistema fonético español; se trata del fonema ápico-alveolar vibrante múltiple de la (r).

La otra herencia del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f en posición inicial, las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió: así del latín farina > harina en castellano, pero farina en catalán, italiano y provenzal, fariña en gallego, farinha en portugués, farine en francés y faina en rumano; en vasco es irin.La lengua árabe fue decisiva en la configuración de las lenguas de España, y el español es una de ellas, pues en la península se asienta durante ocho siglos la dominación de este pueblo. Durante tan larga estancia hubo muchos momentos de convivencia y entendimiento. Los cristianos comprendieron muy pronto que los conquistadores no sólo eran superiores desde el punto de vista militar, sino también en cultura y refinamiento.

De su organización social y política se aceptaron la función y la denominación de atalayas, alcaldes, robdas o rondas, alguaciles, almonedas, almacenes. Aprendieron a contar y medir con ceros, quilates, quintales, fanegas y arrobas; aprendieron de sus alfayates (hoy sastres), alfareros, albañiles que construían zaguanes, alcantarillas o azoteas y cultivaron albaricoques, acelgas o algarrobas que cuidaban y regaban por medio de acequias, aljibes, albuferas, norias y azadones.

Influyeron en la pronunciación de la s- inicial latina en j- como en jabón del latín 'saponem'. Añadieron el sufijo -í en la formación de los adjetivos y nombres como jabalí, marroquí, magrebí, alfonsí o carmesí. Se arabizaron numerosos topónimos como por ejemplo Zaragoza de "Caesara(u)gusta", o Baza de "Basti". No podría entenderse correctamente la evolución de la lengua y la cultura de la península sin conceder al árabe y su influencia el lugar que le corresponde.